Este dispositivo funciona como sistema de vigilancia sobre el comportamiento del Aedes aegypti y es colocado tanto en el interior como exterior de los hogares. El sensor es un vaso de color negro con agua y papel kraft, simulando un criadero. En el caso de ser positivo, se despliega un operativo de eliminación de criaderos, control focal, descacharrado y concientización. La intención es que el vecino comprenda la importancia de cuidar la higiene en sus patios y evitar el acumulamiento innecesario de agua.


Las ovitrampas son controlados semanalmente y permite la toma de decisiones para contrarrestar el avance del insecto y conocer el estado real de los puntos más críticos de la ciudad. A su vez posibilita verificación de la hembra durante las 4 estaciones del año.


El titular del Instituto de Control de Vectores municipal, Fabián Zelaya, destacó el compromiso de los vecinos que aceptaron formar parte de este estudio. Por otro lado, el funcionario subrayó que “los sensores de oviposición nos posibilita tener una referencia semanal acerca del comportamiento del Aedes aegypti, lo que permitirá evaluar el resultado de nuestros trabajos diarios para contrarrestar el avance del insecto”.