Muchas veces, por falta de tiempo y organización, los padres recurren a jugos comerciales y galletitas dulces, porque resultan ser las opciones más rápidas y fáciles de administrar a los niños, sin embargo, no son las más aconsejables desde el punto de vista nutricional, ya que tienen altos porcentajes de azucares, sodio, grasas y aditivos como conservantes y colorantes, entre tantos otros.
La merienda debe tener alimentos claves como lácteos, cereales (dentro de este grupo se encuentran los panificados en general de harina de trigo, almidón de maíz o fécula de mandioca, avena, copos de maíz, granola, etc.) y frutas frescas. Podemos armar menús diferentes que incluyan estos alimentos, de manera que resulte variado y más aceptable por los niños.
Algunas ideas para las meriendas de nuestros niños son:
1 vaso/taza de leche con tostadas con queso crema y mermelada de frutas.
Yogur con cereales (copos, avena, granola, etc.).
Yogur con frutas picadas y semillas (chía, lino, sésamo, girasol, etc.).
Infusión (té, mate cocido) con leche y pan con mermelada de frutas.
Leche con avena y banana o manzana picadas.
Infusión con leche, tostadas con dulce y jugo de naranja.
Licuado de frutas con leche y galletitas de salvado, de avena o con semillas.
Leche sola o con infusión y chipitas de almidón.
Leche o yogur con pasta frola, bizcochuelo o tarta de frutas.
Ensalada de frutas con copos de maíz o avena.
Chocolatada con galletitas integrales dulces o saladas.
Debemos evitar darle a los niños bebidas como gaseosas o jugos concentrados como merienda, como así también, embutidos como salchichas, fiambres o todo los snacks salados, como papas fritas, chizitos, palitos salados, etc. Podemos dejar dichos alimentos para consumo eventual, pero no para la alimentación diaria, ya que son poco saludables para niños y adultos.
La función de la merienda es proporcionar al organismo de nutrientes y energía durante la tarde, a fin de evitar disminuciones en la glucemia, lo cual provoca ansiedad y cierto malestar, sobre todo en los niños, quienes son más activos. Quienes realizan deportes o actividad física durante la tarde deben adaptar los horarios para que puedan realizar la merienda sin generar inconvenientes. Además, nos ayuda a llegar a la cena con el apetito adecuado, previniendo así, trastornos alimentarios por atracones o ansiedad.
Lic. Romina Krauss
M.P. n° 147